martes, 23 de noviembre de 2010

Reflexión: La identidad Docente

Para empezar  a hablar de la relación que existe entre la identidad docente, y el logro eficiente y satisfactorio de su actividad; es importante comenzar definiendo a la identidad como el resultado de la capacidad reflexiva, de uno mismo. De esta forma se puede entender el concepto de identidad como una estructura o conocimiento sobre sí mismo, sobre nuestras capacidades, alcances y defectos, ayudándonos a integrar  nuevas experiencias y armonizar los procesos a veces conflictivos y contradictorios que se presentan en ese análisis de lo que creemos que somos y lo que quisiéramos ser.
Precisamente, esta capacidad de “autoanálisis” es la que requiere el docente, para realizar una valoración constante de sus funciones dentro del proceso enseñanza-aprendizaje del educando, que cuando las esté realizando de una manera correcta le provocará un cierto grado de auto-satisfacción.

Pero la identidad no es algo dado, se construye a lo largo de la vida,  necesita  práctica. Actualmente, se puede decir que la identidad docente está sufriendo diversas complicaciones, ante una sociedad globalizada la identidad docente se está perdiendo en medio de las presiones del trabajo cotidiano, la sociedad, los exámenes, la elaboración de materiales didácticos, etc.

Pero, ¿Qué implica el ejercicio de la identidad docente? El ejercicio de  responsabilidad, compromiso, honestidad, entusiasmo  y muchas cualidades más, que podrán hacer  de la docencia y sus funciones actividades satisfactorias.

 Actualmente hay muchos docentes que han llegado a ocupar un lugar en el sistema educativo, pero no han desarrollado una verdadera identidad; las personas que lo logran son unos verdaderos maestros.
¿Por qué hay docentes que no muestran una verdadera identidad en su trabajo? Tal vez sea porque no han dado todo de sí, no muestran un verdadero interés es su trabajo, ya que en realidad la docencia no era su verdadera vocación; muchos de los actuales maestros, no son docentes de profesión, corresponden a especialistas de diversas materias que simplemente por necesidad llegan al ejercicio de la actividad docente. De esta forma cuando llegan al grupo a impartir sus clases no lo realizan con una verdadera convicción, provocando una introducción de un sinfín de profesionistas de las más diversas disciplinas dedicados a la docencia, que sólo van a “dar clases”, porque se encuentran en la espera de una mejor oportunidad laboral. Motivo por el cual puedo decir que bajo estas circunstancias se está perdiendo la identidad docente.
Esto tiene que ser atendido pronto, porque la actitud que muestra el maestro hacia su trabajo se transfiere al estudiante, si ve que el maestro no pone el empeño necesario en la labor educativa, él tampoco lo hará, llegando así a una disminución gradual de la calidad de la educación.
De esta forma, los cambios en el sistema educativo, no sólo tienen que ver con los relacionados fuera del aula, sino que se desarrollan paulatinamente en los cambios personales, en el espíritu del docente. Más sin embargo, sólo será desarrollando en su máximo alcance, la identidad docente, que este problema de la pérdida de esta se resolverá.


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